Toyota es una empresa que por lo general ha evitado asociarse, pero ahora que compite con Volkswagen por el primer puesto mundial está aceptando alianzas para continuar creciendo
En la República Checa opera desde hace años una planta de producción junto con PSA de vehículos de segmento A para Europa; por su parte, PSA produce furgones con la placa de Toyota en Francia. A principios de 2017 Toyota anunció una alianza para compartir tecnología con Suzuki en la India; y en agosto Toyota indicó que construiría una planta en Estados Unidos junto con Mazda donde producirán vehículos convencionales y donde a largo plazo las empresas también desarrollarán conjuntamente vehículos eléctricos y tecnología autónoma entre otros. La nueva fábrica de 1,600 millones de dólares se inaugurará en 2021, producirá el Toyota Corolla y un SUV de Mazda y tendrá capacidad para 300,000 vehículos anuales.
Es notable que aunque la alianza con PSA es principalmente para la producción, y aunque la relación con Suzuki promete estrecharse en el futuro, la alianza con Mazda incluye por primera vez la adquisición mutua de acciones. Se trata de un proceso similar al de la alianza Renault-Nissan aunque a menor escala. Toyota adquirirá el 5.05% de las acciones de Mazda mientras que Mazda adquirirá por el mismo valor el 0.25% de Toyota, lo que muestra el tamaño relativo de cada compañía.Las ventajas para Mazda son claras, obtendrá acceso a los sustanciales recursos de I+D de Toyota (Toyota supuestamente destina 1 billón de yenes al año a I+D mientras que Mazda destina 140 millones de yenes), además volverá a producir vehículos en Estados Unidos. Sin embargo, queda por ver cuáles son las ventajas para Toyota. Las declaraciones oficiales de la empresa sobre la alianza destacan como fortalecerá una asociación duradera, además indica que la alianza económica preservará la independencia e igualdad de las empresas.
La decisión de producir el Corolla en la nueva planta estadounidense afectará a la nueva planta que está construyendo Toyota en México. Estaba previsto que esta planta construyera el Corolla, uno de los modelos clave de Toyota en Estados Unidos. Pero Toyota, al igual que las demás marcas que trabajan en Norteamérica, está preocupada con el carácter volátil del nuevo presidente estadounidense y sobre sus objeciones a las importaciones libres de impuestos desde México. Todavía no se ha anunciado la localización de la nueva planta estadounidense, aunque seguramente será en alguno de los estados del sur, probablemente cerca de Mississippi donde Toyota ya tiene una planta que produce el Corolla. Tendría sentido tener dos plantas cercanas produciendo el Corolla, lo que permitiría ahorrar notablemente en costes de logística.
Es lógico disponer dos plantas de Corolla cerca, pero Toyota todavía tendrá que decidir qué producirá en su nueva planta mexicana, seguramente será la pickup Tacoma que produce ahora en Texas en una planta que está viendo su capacidad superada. La distancia entre la planta de Texas y la nueva en México es de unos 1,100 km, más de 12 horas por carretera, sin embargo, en caso de dividir la producción del Corolla entre Guanajuato y Mississippi la distancia sería de 2,400 km o 26 horas por carretera, un aumento notable en costes logísticos para Toyota o sus proveedores. Por lo que la ventaja para Toyota podría ser doble: un ahorro logístico notable, con una cadena de suministro más eficiente y por otro lado un beneficio político incalculable al aumentar la inversión en Estados Unidos.